Publicado 16/04/2025 15:59

¿Por qué se producen los atascos en carretera, incluso cuando no hay accidentes?

Archivo - Atasco en la A-6, a 20 de diciembre de 2024, en Madrid (España).
Archivo - Atasco en la A-6, a 20 de diciembre de 2024, en Madrid (España). - Ricardo Rubio - Europa Press - Archivo

MADRID 16 Abr. (EUROPA PRESS) -

Estás conduciendo con normalidad y, de repente, el tráfico se detiene sin que haya un semáforo, una obra o un accidente a la vista. Esta situación, tan habitual en las carreteras españolas durante operaciones especiales como la de Semana Santa, tiene una explicación técnica más compleja de lo que parece. Y no, no siempre se debe al volumen de vehículos: a veces los atascos aparecen de la nada, provocados por una reacción en cadena entre conductores.

Uno de los análisis más recientes al respecto ha sido desarrollado por la Universidad de Zaragoza en colaboración con la empresa de movilidad Alsa. Sus conclusiones, publicadas en el Boletín Diario Informativo de Unizar, se enmarcan dentro del programa WaveDriving Course, un curso de formación a conductores de autobús sobre conducción armónica que propone un enfoque innovador para evitar la congestión mediante pequeños cambios en la manera de conducir.

ATASCOS SIN CAUSA APARENTE: LAS "RETENCIONES FANTASMA"

El curso parte de una pregunta tan sencilla como importante: ¿por qué se producen los atascos? Según los responsables del programa, el profesor Antonio Lucas-Alba y el experto en movilidad Óscar M. Melchor, la causa muchas veces no está en un accidente o una señal de stop, sino en el propio comportamiento de los conductores.

Cuando la densidad de coches en carretera es alta -por ejemplo, en hora punta o durante una operación salida- cualquier mínima perturbación (una frenada brusca, una curva, una distracción) se propaga hacia atrás como una onda. Es lo que se conoce como atasco fantasma, porque no tiene una causa visible.

¿EL ERROR? CONDUCIR PENSANDO SOLO EN MANTENER LA DISTANCIA DE SEGURIDAD

Según Antonio Lucas-Alba, "la mayoría de los conductores están entrenados para mantener la distancia de seguridad, pero este hábito, en situaciones de tráfico denso, provoca un efecto dominó de frenadas que genera congestión".

Esto ocurre porque mantener una distancia constante hace que los coches reaccionen uno tras otro ante cualquier pequeña variación de velocidad del vehículo que va delante, lo que crea oscilaciones en el flujo de tráfico.

LA SOLUCIÓN: CONDUCIR PARA MANTENER LA INERCIA

El programa de la Universidad de Zaragoza propone un enfoque distinto, llamado conducción armónica o WaveDriving, que plantea conducir no para mantener una distancia fija, sino para mantener una velocidad constante y fluida.

Esto implica anticiparse a las frenadas del coche de delante, aumentar ligeramente la distancia de seguimiento y adaptar el ritmo para evitar el típico patrón de "acelerar-frenar-acelerar" que tanto agrava la circulación.

Un conductor que aplica esta técnica puede llegar a estabilizar el tráfico que tiene detrás, generando una "onda de fluidez" que evita el colapso.

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